No son pocas las veces que se escuchan historias de alguien a quien han intoxicado y asaltado después de haber bebido un cóctel en algún bar. A veces, los padres insisten tanto en estar atentos a esta amenaza que los jóvenes suelen desestimar sus consejos. Sin embargo, son suficientes los casos comprobados como para prestarle atención a este peligro y tener en cuenta, al menos, un par de precauciones en caso de ser víctimas de un ataque de este tipo.
Según un estudio del Grupo de Investigación en Sumisión Química de Barcelona, realizado en el Instituto de Medicina Legal de Catalunya en 2011 sobre 120 personas mayores de 18 años que acudieron a urgencias por abusos o agresiones sexuales, más del 30% de las víctimas habían sido expuestas a alguna sustancia de sumisión para perpetrar el ataque. En otras latitudes, la American Psychological Association reveló en 2016 que casi el 8% de los estudiantes universitarios, en su gran mayoría mujeres, habrían sido drogados sin su consentimiento al menos una vez.
¿Cómo reconocer que me han puesto droga en la bebida?

Generalmente, las sustancias usadas por criminales para suprimir la voluntad de sus víctimas suelen ser incoloras e insípidas, de tal manera que no es posible percibirlas al mezclarse en una bebida. No obstante, visto que existe una gran variedad de drogas que pueden funcionar para estos fines, no se debe desestimar nunca la posibilidad de que en algún caso queden rastros visibles como sedimentos en el fondo o algún sabor inusual.
Hay un par de productos en fase de desarrollo que permitirían detectar droga en una bebida. Por desgracia, por ahora, pocas veces se puede descubrir que una bebida ha sido adulterada antes de haberla probado. Es por eso que se aconseja prestar mucha atención a cualquier sensación fuera de lo común que se pueda percibir. Si durante la ingesta se nota que los efectos alcohólicos escalan a una velocidad anormal, es posible que tengamos poco tiempo para actuar antes de perder la consciencia.
¿Cuáles son las drogas en la bebida que se usan con más frecuencia?

Las benzodiacepinas son medicamentos legales usados como sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y relajantes musculares. Al mezclarse con alcohol en cantidades superiores a las prescritas, pueden causar aturdimiento, pérdida de conciencia y amnesia.
El GHB (gamma-hidroxibutirato) es una droga ilegal líquida e incolora que suele compararse con el éxtasis. En algunos círculos se utiliza de forma recreativa por sus efectos eufóricos y como inhibidor sexual. Al mezclarse con alcohol, se potencian sus propiedades como depresor del sistema nervioso. Las víctimas de un ataque con esta droga experimentan una intensa y rápida subida de ánimo e hiperactividad, con reacciones incoherentes que llevan a la pérdida de conciencia y de la memoria. Se puede alcanzar la sobredosis con facilidad, corriendo el riesgo de sufrir paro respiratorio, coma o la muerte. El GHB es conocida como la rape-drug (droga de violación) por excelencia.
Otra droga que se utiliza con frecuencia por criminales para adulterar las bebidas de sus víctimas es la escopolamina, también llamada burundanga. La ingesta de escopolamina ocasiona la pérdida de la voluntad. Existen testimonios de víctimas que han ido acompañadas de sus secuestradores hasta un cajero electrónico para vaciar sus cuentas bancarias o que han llegado hasta sus propias casas con los criminales para entregarles sus prendas de valor sin oponer resistencia alguna. La burundanga tiene un largo historial de uso asociado a la brujería en Haití. Es justamente de ahí de donde viene la palabra zombi.
¿Qué hacer?

Comúnmente, el criminal que utiliza drogas diluidas en cócteles para aprovecharse de sus víctimas, lo hace porque prefiere operar de manera silenciosa y discreta. Llamar la atención de las personas que están alrededor es lo último que deseará el agresor, esto puede descolocarlo y hacer que desista de sus planes.
En caso de haber sido víctima de un ataque, es importante saber que algunas drogas comúnmente usadas para estos fines suelen durar muy poco tiempo en el cuerpo, por lo que es indispensable acudir a un laboratorio para realizarse los debidos análisis que confirmen si hemos sido expuestos a una sustancia contra nuestra voluntad. Esto es muy útil para poder abrir un caso de investigación y tomar medidas legales. Incluso si el ataque ha sido frustrado, puede ser de gran ayuda presentar una denuncia formal, de tal manera que se abra una investigación que dé con el agresor, evitando que salga impune y vuelva a actuar en el futuro, tal vez con más suerte para él.
Potencial adictivo
Los riesgos de sufrir secuelas varían según la sustancia, la cantidad y las condiciones de quien la ingiere. Por otro lado, es poco probable que una víctima de un ataque de este tipo encuentre en esta experiencia algún placer que le haga querer repetir el consumo. En general, se trata de drogas que generan dependencia si se insiste en su uso, y no si se tiene un encuentro aislado e indeseable con ellas.